¿Cómo Puedo Pelear Con Nike?

En la era de la comunicación, tienes que hablar. Lanzas un nuevo producto y tienes que contarle al mundo quien eres. Es la regla número uno. ¡Hola, estoy aquí!

Puedes hacerlo de muchas maneras, pero necesitas puntos de referencia. Miras a tu alrededor. Ves lo que hacen los demás. A partir de ahí, se puede construir. Se pueden buscar las mejores fórmulas. Copiarlas. Adaptarlas. Encontrar la inspiración e intentar encajarla.

Es una manera de hacerlo. Una forma de conectar con tu mercado y empezar una relación. Los patrones pueden funcionar, pero… no te aseguran nada. Dependen de muchas cosas. Competencia. Mercado. Saturación. Necesidad…

Cuando hay que cambiar

And1 es una compañía de calzado deportivo. Desde 1993 produce zapatillas de baloncesto. Se ha especializado en ese deporte.

Es una buena idea. El mercado está saturado de marcas deportivas que producen y venden calzado deportivo. ¿Por qué pelear contra todos? Eliges un nicho y peleas ahí. Aumentan tus probabilidades de éxito.

Cuando And1 aterrizó en el mercado, no era nadie. Tenía que hablar. Presentarse. Seguro que utilizó un montón de fórmulas tradicionales. El tema no es fácil. Es mucho más complicado cuando eres nuevo, cuando tienes poco presupuesto, cuando…

Es incluso más complicado cuando tienes que pelear contra el número uno. Nike no está al alcance de casi nadie. Mucho menos de los nuevos competidores.

Cuando las cosas están difíciles, hay que cambiar. No hay que seguir patrones. Hay que buscar alternativas.

Más posibilidades

Ésa es la idea. Más posibilidades.

No parece muy inteligente intentar asociarse con la NBA cuando no tienes recursos. No parece muy inteligente intentar firmar jugadores famosos cuando lo hacen los que tienen los bolsillos mucho más llenos que los tuyos. No parece muy inteligente pelear con la competencia en su terreno.

¿Entonces?  Entonces tienes que crear tu propio terreno. Tienes que crear tu propia comunicación.

Eres un fabricante de zapatillas de baloncesto. Sólo haces eso. Centras toda tu atención en ese deporte. Pero la comunicación convencional no es para ti. Ese espacio ya está ocupado. Buscas otro.

¿Dónde están las oportunidades?

Las oportunidades están en otro sitio. Las buenas oportunidades no se ven fácilmente. Ésa es la característica de las grandes oportunidades.

And1 decidió no seguir al líder. Decidió desmarcarse de la vía tradicional. Buscó en otros sitios la oportunidad.

A finales de los ´90 recibió una cinta de un jugador de streetball. El streetball es la versión callejera del baloncesto. Un grupo de jugadores que intercambian mates y alley-oops en medio de la calle.

Rafer Alston era el protagonista de la cinta. La grabación era muy mala. Daba lo mismo. Alston aparecía realizando jugadas increíbles una y otra vez. Espectáculo.

¿Por qué no? ¿Por qué no asociar la imagen de And1 al streetball y sus jugadores? Todo encajaba. Después de todo, el streetball representaba la esencia del baloncesto. El inicio del juego.

Algo más

A veces hay que hacer cosas. No basta con identificar la oportunidad. Hay que incorporar algo más.

El streetball es una buena idea. Es una alternativa. La gente lo conoce. Sabe qué es. Conectan. Rafer Alston es un jugador espectacular. Hace cosas increíbles. Las piezas encajan, pero falta algo. Fama. Alston no es famoso. Esto no ayuda.

And1 era una marca que empezaba. Necesitaba fama. Necesitaba a alguien famoso que enganchase con su mercado. Que funcionase como referencia.

Si Alston no es famoso, entonces… hay que hacerle famoso. Exponerle. Hacerle visible a cuantos más mejor. En eso consiste la fama.

Retomaron la cinta. La asociaron a la marca. La editaron. La mejoraron. La hicieron tan atractiva como fue posible y la hicieron visible. Se hizo llegar a todos los que tenían alguna relación con el baloncesto. Buscaron altavoces para la marca.

Finalmente, regalaron una copia de la cinta a todos los que compraron un par de zapatillas And1. La campaña funcionó.

A partir de ahí, el programa. And1 organizó el “Mixtape Tour”. El programa consistía en un tour de partidos de streetball por distintas ciudades. Uno, dos, tres…

En la era de la comunicación tienes que hablar, pero no tienes que hacerlo como los demás. Hay más opciones. A veces, no son evidentes, pero siempre están ahí.

Salvador Figueros

Cuidado Con Tus Palabras

Es algo que pasa con cierta frecuencia. Las compañías tienen problemas. Las cosas fallan. Hay veces que lo puedes evitar. En otras ocasiones, es más difícil.

Da igual. Siempre puedes gestionar. Los errores ocurren pero se pueden gestionar. Mejor o peor. No es lo mismo.

Al final, ahí está la diferencia. Cómo gestionas tus errores. Qué soluciones ofreces.

Mi historia

Seguro que te ha ocurrido en más de una ocasión. Te subes a un avión. Es un avión, es rápido. Te va a llevar a tu destino en un abrir y cerrar de ojos. Subes con esa idea y cuando estás dentro… Cuando estás dentro no pasa nada. Retraso. Algo falla. Hay que esperar.

Éste es uno de esos casos molestos. Algo ha fallado y tiene consecuencias. Vas a llegar tarde. Vas a perderte la reunión. Vas a… lo que sea. En cualquier caso, no es la mejor de las situaciones.

El fallo está. Ahora, no se puede hacer nada. Hay que tomar medidas para el futuro. Sí, aprender. Intentar evitar que se produzca de nuevo. Pero, ahora, sólo puedes gestionarlo.

La gestión

Una voz agradable suena por la megafonía del avión. Ésa es la primera medida. Informar. Hay alguien que coge el micrófono y te dice cómo están las cosas. Te quita algo de ansiedad.

Decir cosas es importante, pero no es suficiente. Las palabras cuentan. Hay que ver lo que dices. También cómo lo dices. Pero lo que dices puede ser definitivo.

La voz agradable dice que “lamentan comunicar que el vuelo sufrirá un pequeño retraso”. Vale. Está bien, pero parece bastante obvio. Ya deberías estar volando.

Hay algo más. Más información. El motivo del retraso. “Nos demoraremos unos minutos más hasta que solucionemos un pequeño problema con… la máquina de calentar café”.

Las palabras cuentan

La máquina de calentar café es información, pero no es buena información. No te ayuda  a gestionar. ¿No despegas porque el café está frío? Molesta.

Las palabras cuentan. Lo que dices cuenta. No basta con decir la verdad. Hay muchas verdades distintas. Hay que decir la verdad adecuada. La que te ayuda.

¿No se puede despegar hasta arreglar la máquina del café? Puede ser. No lo sé. Quizá, sea parte del protocolo. Hay protocolos para todo. Algunos con más sentido que otros. El problema no es la máquina de calentar café. El problema es lo que dices.

Hay muchas formas de decirlo. “Lamentamos la demora. Estamos solucionando un pequeño problema técnico. En unos minutos entraremos en pista”. No es lo mismo. Suena mejor y molesta menos.

Las palabras son importantes. Cuentan. Cuando las utilizas mal, complican las cosas. Cuando sabes como manejarlas, te ayudan a gestionar problemas.

Salvador Figueros

Foto: _Zeta_ / flickr

«Gratis» Es Un Pato

Dan Ariely, en su excelente libro “Predictably Irrational”, narra un experimento curioso. Aprovechando la celebración de Halloween, Ariely ofrece tres bombones a los niños que le plantean el famoso “truco o trato”.

Cuando les ha entregado los bombones, les propone un nuevo trato: cambiar una chocolatina pequeña de Snickers por uno de los bombones que les acaba de dar (una onza de chocolate –Snickers pequeño- por 0,16 onzas de chocolate –bombón-).

Va más allá y les plantea una segunda alternativa: cambiar una chocolatina grande de Snickers por dos de los bombones (dos onzas de chocolate por 0,32 onzas de chocolate).

Los niños son pequeños, pero no son tontos. Todos eligen la segunda opción. Es la manera de conseguir más cantidad de chocolate. Es la manera racional de actuar.

Después de esta primera experiencia, Dan Ariely introduce una novedad en el experimento. Mantiene intacta la segunda alternativa (Snickers grande por dos bombones), pero transforma ligeramente la primera: dar una chocolatina Snickers pequeña gratis (no hay que dar bombones para conseguir la chocolatina pequeña).

El resultado de esta variación es sorprendente. Todos los chavales cambian de opción. Ahora, ya no se deciden por la segunda. Ahora, prefieren la primera. Prefieren conseguir la barra pequeña de Snickers sin intercambiar nada.

¿Es racional la elección?

No, no lo parece. Si haces un pequeño cálculo, verás que con la primera alternativa del segundo experimento la cantidad de chocolate que puedes conseguir es de  3 veces 0,16 onzas más una onza adicional de la barra de Snickers pequeña (1,48 onzas de chocolate).

Pero, si optas por la segunda alternativa, la cantidad es diferente: 0,16 onzas más dos onzas adicionales de la barra de Snickers grande (2,16 onzas de chocolate).

Al final, al optar por la opción donde no tienes que intercambiar nada, el resultado es el peor de los dos posibles.

¿Por qué?

Porque es gratis. Sí, ésa es la diferencia.

En el primer experimento, el comportamiento de los niños es racional. Eligen la opción que les permite conseguir más chocolate.

Pero en el segundo experimento cambian de opción y eligen la que les deja con una cantidad menor de chocolate.

“Gratis”. Sí, Gratis es la palabra. Es el único factor que se ha alterado en los dos experimentos y es el elemento que provoca el cambio de opción.

“Gratis” es una palabra poderosa

Es increíble como una palabra puede cambiar un comportamiento. Como una palabra puede hacer que dejemos de lado la lógica y empecemos a actuar irracionalmente.

La palabra “Gratis” tiene mucha fuerza. El hecho de no tener que dar nada a cambio, el hecho de que no nos cueste nada, hace que nuestra propuesta parezca más atractiva ante los ojos de nuestros clientes.

Al final, todo es coherente. Las cosas no son lo que son. Las cosas son lo que parecen. Alguien dijo que “si anda como un pato, nada como un pato y grazna como un pato, es un pato”.

Qué más da si el comportamiento racional es entregar dos bombones a cambio de la barra grande de Snickers. Si la oferta que parece más atractiva es la que entrega Gratis la barra pequeña, la oferta más atractiva es la oferta Gratis. Gratis es un pato.

Salvador Figueros

Foto: Yodel Anecdotal / flickr

El Principio De Imprescindibilidad

Cerca de aquí hay dos negocios. Uno de ellos funciona perfectamente. La coyuntura económica no le afecta en absoluto. Está en un momento de expansión. Al lado del edificio principal, están construyendo una nueva planta. Todo crece. ¿El negocio? Una clínica de reproducción asistida.

A unos cuantos metros de la clínica, hay otro negocio. Éste no funciona tan bien. Ha cerrado hace poco. Malos tiempos. Pocos clientes y demasiados gastos. Al final, cerrado. Es un restaurante.

La diferencia

Hay negocios que funcionan y otros que no. Es así. Incluso en los momentos malos, hay negocios que siguen creciendo.

¿Cuál es la diferencia entre estos negocios? ¿Qué hace que unos no tengan problemas mientras que otros fallan?

La diferencia siempre está en el nivel de Imprescindibilidad de cada uno de ellos. Los negocios imprescindibles funcionan siempre. Los otros funcionan a veces.

Nivel de deseo

La clínica de reproducción asistida tiene un nivel muy alto de Imprescindibilidad. Todo está relacionado con el deseo.

El deseo de ser padres es muy fuerte. Seguramente, está por delante de otros muchos deseos. Cuando deseas algo con todas tus fuerzas, el momento económico tiene menos importancia. Deseas algo de verdad y lo sitúas en el primer lugar de tus prioridades. Luego vienen las demás.

Ésa es una de las razones por las que la clínica es un gran negocio. Porque puntúa muy alto en el ranking de deseos de su mercado.

El restaurante es distinto. A la gente le gusta divertirse, salir a comer, cenar,… A la gente le gusta este tipo de ocio. También es un deseo. Pero es un deseo de menor nivel. Cuando las cosas se tambalean, este tipo de deseos se cae. No soportan bien las turbulencias. Simplemente, se aparcan.

¿Cuántos somos?

No sé cuál es la relación del número de restaurantes sobre su mercado potencial, pero seguramente es muy superior a la de clínicas de reproducción asistida sobre el suyo.

¿Por qué? Supongo que por muchos motivos. Montar una clínica tiene mayores costes, más barreras de entrada, un conocimiento muy especializado,… Al final, es más fácil montar un restaurante. Tiene sentido. Más fácil, más competencia.

El número no ayuda. Afecta a la Imprescindibilidad. Siempre hay que contar con los demás. ¿Cuántos somos? ¿Cuántos ofrecemos un producto o servicio similar? ¿Pocos? Bien ¿Muchos?…

Tu competencia no altera el nivel de deseo, pero te pone las cosas más difíciles. No es ciencia infusa. Es una obviedad. Más competencia, más dificultades.

Ser o no ser específico

Los especialistas venden más. Éste es un mundo de especialistas. Cuanto mejor seas en algo en concreto, más te buscan. Eres más imprescindible.

La clínica es específica. Reproducción asistida. Sólo reproducción asistida. Lo hacen bien. Tienen un histórico de éxitos. Son una referencia. Cuando alguna pareja tiene dificultades, piensa en ellos. Quizá en alguna más, seguro, pero también en ellos.

¿Pueden ser específicos los restaurantes? Claro. Hay un montón de ejemplos. Restaurantes especializados en algún tipo de comida en concreto, en algún tipo de público en concreto, en algún… Las posibilidades son muchas. Cuando no las aprovechas, eres menos específico y disminuyes tu nivel de imprescindibilidad.

El Principio de Imprescindibilidad se construye así. Tiene tres factores: nivel de deseo, competencia y especialización. Los puedes combinar de distintas maneras. Puedes puntuar mejor en unos factores que en otros. Pero tienes que asegurar un resultado final alto.

La conclusión es sencilla. Los negocios con un nivel alto de Imprescindibilidad funcionan siempre. El resto…

Salvador Figueros

Foto: Jasoon / flickr

Hay Cosas Que No Cambian Nunca

La playa es uno de los sitios más populares estos días. Si estás de vacaciones, es probable que seas uno de los muchos que cogen su sombrilla por la mañana con la esperanza de clavarla en algún sitio más o menos cercano a la orilla.

Alrededor de las 12:00 ya no hay sitio para nadie. Simplemente, está lleno. Toallas, sombrillas, sillas, palas,… Lleno.

Aquí empieza el negocio. Un montón de personas y mucho calor. Es un mercado atractivo. Una necesidad clara y muchos clientes potenciales. La competencia es dura.

Entonces… uno, dos, tres,… No sé, muchos vendedores vendiendo bebidas. “Hay CocaCola, Fanta, Cerveza, Agua,…”. La entonación puede ser diferente, el orden de los productos también, pero más o menos todos suenan igual. “Hay… oiga”.

Entre todos, alguien que NO recita sus productos de memoria. Alguien que canta. “CocaCola, la chispa de la vida…”. Suena raro de narices. Da igual. Es simpático. A la gente le hace gracia. “CocaCola, la chispa de la vida…”. Es el que más refrescos vende. A la gente le hace gracia y le compran sus bebidas. Le eligen entre todos.

Hay cosas que no cambian nunca. Cosas que funcionan casi siempre. Creo que fue Luis Bassat, no sé… quizá fue otro, el que dijo que “cuando no sepas cómo decir algo dilo cantando”. Es así, da resultado. “CocaCola, la chispa de la vida…” y a vender refrescos.

Salvador Figueros

Foto: Howard N2GOT / flickr

12 Pasos Para Vender Más

Hay buenos y malos vendedores. Los buenos vendedores venden más. Lo hacen porqué saben cómo hacerlo. Conocen la técnica.

Vender tiene un punto de arte. Todo lo tiene. Pero también tiene mucho de técnica. Cuando la conoces, vendes más. Es así. Cuando la conoces, sólo tienes que ponerla en práctica para comprobar sus resultados.

Las fórmulas pueden ser más o menos distintas, pero los elementos que manejan son siempre los mismos.

Aquí, tienes 12 elementos, 12 pasos para argumentar tu venta y convencer a tus clientes. Ésta es una estructura clásica. Perfecta para vender productos o servicios. Luego, tú, puedes hacer otras combinaciones, eliminar elementos, suavizar la intensidad,… Puedes adaptarla a tus necesidades y gustos.

Las posibilidades son muchas, pero los resultados son similares. La técnica funciona. Funciona porque trabaja con la naturaleza humana.

Los tiempos o las condiciones cambian, pero la naturaleza humana es la misma. Independientemente del momento, nos emocionan, nos enganchan, nos convencen, nos… los mismos principios básicos. La técnica te ayuda a entenderlos y utilizarlos. Aquí, tienes doce. Aprovéchalos.

1.- Despertar el Interés:

Esto se consigue con un Headline (título, llamada,…) potente. Dicen que si el Headline no es atractivo, el 80% de tu público no demostrará interés y te abandonará.

Quizá «El nombre de tu servicio, dos puntos y un HEADLINE ATRACTIVO», puede ser una buena estructura. Mira lo que hacen los demás y adapta modelos que encajen con tu personalidad y tu producto o servicio.

2.- El Problema:

Se empieza dejando claro cuál es el problema. Aquí, se suelen utilizar pequeñas historias que describen el problema y, sobre todo, las consecuencias que produce el mismo.

La idea es que tu público se involucre con la historia, se sienta identificado y sea absolutamente consciente de lo que le puede suponer el hecho de no solucionar el problema de forma adecuada.

De hecho, cuando las consecuencias de no resolver el problema son más negativas, la angustia de tu público es más grande y su deseo de solucionarlo es mucho mayor.

3.- La solución:

Es el paso lógico. Una vez que has puesto foco en el problema, que has hecho que tu audiencia se identifique con él y que sienta la angustia de no resolverlo, te toca darles la solución. ¿Cuál? La tuya, claro.

Es el momento de introducir tu servicio y sus características. Por lo general, los que dominan esta técnica no abundan demasiado en las características específicas. Simplemente, dan un pequeño repaso al servicio (una introducción para dejar claro que tienes la solución adecuada). El resto viene después.

Es importante que comentes que tus servicios o métodos son sencillos. Asequibles a todo el mundo.

También, es importante que apuntes que los resultados los verán rápidamente (todo lo que se alarga en el tiempo pierde interés).

No hay que vender servicios o productos milagro pero tus servicios deben tener, por lo menos, estas características.

4.- ¿Por qué tú?

Hablar es fácil. Decir que puedes solucionar los problemas del mundo es sencillo, pero probarlo es otra cosa.

Aquí, puedes empezar con testimonios de tus clientes o dejarlos para un poco más tarde y, si no tienes problemas de confidencialidad, mostrar tu cartera de clientes (si hay alguna referencia interesante), premios, qué dicen de ti los medios, case studies, eventos en los que has participado,…

La idea es transmitir que eres el auténtico experto en la materia. Estás vendiendo confianza con la fuerza de la prueba y contra eso no hay nada que se resista.

5.- Beneficios:

Es el turno de los beneficios. Un clásico que no siempre manejamos bien. El juego es pensar en una característica de tu producto y utilizar el beneficio concreto que esa característica aporta. Así con todas las características.

Todos sabemos que hay que hablar de beneficios en lugar de características, pero al final se nos cuelan las características por todos los sitios.

En este tema es importante recordar que los beneficios deben ser concretos. Un buen ejemplo son los programas para perder peso. Puedes hablar de tus beneficios de distintas maneras:

a.- «Si utilizas mi programa, te aseguro que perderás peso»

b- «Si asistes a mis sesiones, perderás quince kilos en tres meses sin pasar hambre ni sufrir trastornos»

La diferencia es evidente. La que funciona es la segunda. El beneficio debe ser concreto.

6.- Testimonios:

Éste es un buen momento para introducir tus testimonios si no lo has hecho anteriormente. Los testimonios son una prueba magnífica de que lo que dices es cierto. Terceras partes no interesadas hablando de los resultados que han conseguido utilizando tus servicios. Es uno de los mejores argumentos de venta.

Los testimonios tienen algunas reglas que está bien conocer. Mejor en vídeo que escritos. Mejor con foto que sin foto. Mejor con nombre, cargo y compañía que sin estos datos. Mejor con número de teléfono (es la prueba definitiva) que sin él.

7.- La Oferta

Haz una oferta que no puedan resistir. Así de sencillo. Aquí te juegas el negocio. Quizá, uno de los elementos más importantes de la oferta es su sencillez.

Debe ser simple. Debe entenderse a la primera. Debe evitar ligar a la oferta una serie de condiciones que la lastren. Debe ser impactante.

8.- Bonus

Puedes incorporar a tu oferta tantos Bonus como te parezca correcto. Cuanta más azúcar en el café, más dulce.

Sólo debes tener cuidado con el café. No lo estropees. Lo que quiero decir es que no conviene abusar de esta estrategia. Las ofertas que terminan siendo un cúmulo de Bonus no son creíbles. Suenan a charlatán de feria y no encajan con la imagen de un servicio serio.

El Bonus funciona porque aumenta el valor de lo que ofreces a tus clientes. Además, te  permite hacer más atractivo tu servicio sin tener que echar mano de los descuentos. No tocas precio, das más valor, resultas más atractivo y mantienes el margen.

9.- Valor:

A veces (esto depende de los servicios y del público objetivo al que te dirijas) no es fácil que tu audiencia entienda el valor de lo que le estás ofreciendo. Por lo general, tenemos dificultades para cuantificar el valor. Sí, nos cuesta cuantificar el valor, pero entendemos perfectamente las comparativas de precios.

Si tu servicio y mercado te lo permite, puede tener sentido que traduzcas el valor en precio. De esta forma, pueden comparar el precio de todo lo que le estás ofreciendo con otros precios de referencia. Así, de un plumazo, entienden la gran oportunidad que tienen delante de ellos.

Por ejemplo, un libro que cuesta 15 euros podría venderse así: «Por los 15 euros de una copa que consumes en veinte minutos tienes a tu alcance la sabiduría de muchos años».

10.- Garantías:

Este apartado es una máxima. Los productos y servicios buenos tienen grandes garantías. Los malos no. ¿Por qué? Porque los productos y servicios bueno son buenos. Es de Perogrullo, pero es así.

Si tienes un gran servicio, no tienes miedo de ofrecer una gran garantía. Tus clientes leen las garantías de esta manera: cuanto mayor es la garantía, más seguridad transmites y menos barreras de entrada le pones a tus clientes.

Hay una estrategia que me gusta mucho: «Risk Reversal». Es una fórmula que garantiza por encima de lo que ha pagado el cliente.

Es decir, si tu cliente ha comprado tu servicio y no queda satisfecho, no hay ningún problema. Tú le devuelves su dinero y, además, le das entradas gratis para una conferencia, un seminario, le envías un libro,….

Ésta es la expresión máxima de garantía. Estás tan convencido de tu servicio o producto que serias capaz de devolver por encima del valor del mismo. ¿Quién puede resistirse?

11.- Haz que actúen:

Todos los planteamientos de venta deben terminar con un “call to action” (llamada a la acción). Hay que decirles a tus clientes que actúen, que actúen YA.

Hay que decirles qué es lo que tienen que hacer. Cómo se pueden poner en contacto contigo. Cuáles son los pasos correctos para comprar tus servicios.

Hay que hacerlo y hay que hacerlo porque hay un montón de estudios que demuestran que las ofertas que tienen un call to action superan con creces a aquéllas que no lo tienen.

El Call to action es algo tan sencillo como decir que rellenen la orden de compra o hagan click en determinado link o que rellenen determinado campo o…. Si les invitas a que actúen, actuarán. Somos así.

Aquí, una advertencia. Hazlo sin provocar rechazo. Si el perfil del cliente no encaja con este elemento o todavía no es el momento, suaviza la técnica.

12.- Recuerdo final:

Recuerda a tu público lo que se perderán si no deciden por tu oferta. Déjales claro que están a un paso de poder solucionar sus problemas. Recuérdales que es fácil hacerlo. Que los resultados se verán pronto y que el valor de tu oferta es atractivo.

A partir de ahí, es probable que tus posibles compradores desarrollen un sentimiento de culpa: «si no contrato estos servicios ahora, me culparé después por no haber aprovechado la oportunidad».

Estos 12 pasos para vender más funcionan. Seguro que hay que adaptarlo en contenido y forma a tus productos y a tu personalidad, pero la estructura es muy potente y los resultados también.

Quizá puedas estructurar tu fórmula de venta de una forma parecida. Es cuestión de encajar tu idea dentro de este traje, suavizar el tono si es demasiado agresivo y eliminar e incorporar elementos en función de tu estilo.

Si lo consigues, estarás utilizando la técnica. La técnica de los buenos vendedores. La que te hará vender más.

Salvador Figueros

Foto: insideview / flickr

Martha Stewart: La Matriz Del Emprendedor

Martha Stewart es una de las personas más famosas del panorama de los medios en Estados Unidos. Su compañía, Martha Stewart Living Omnimedia, es una máquina de hacer dinero.

¿Por qué Martha Stewart ha optado por este tipo de negocio y no lo ha hecho por una alternativa diferente? La matriz del emprendedor es una magnífica herramienta para definir el área donde puedes dar el máximo.

Publicidad Y Marketing No Es Lo Mismo

Sí, Publicidad y Marketing son diferentes.

La gente las confunde. Las utiliza de la misma forma. Tienes que mejorar tu marketing. Tienes que hacer mejores anuncios. Más vendedores.

Está bien. Los anuncios pueden ser importantes, pero no son tu marketing. Son tus anuncios. Son un elemento de tu publicidad.

Marketing es mucho más. ¿Anuncios? Sí, también anuncios. Claro. Los anuncios son parte de tu marketing. Son sólo una parte. Quizá, no es la parte más importante.

Marketing es todo lo que haces para generar ingresos. Marketing es todo eso. Si no lo ves así, es probable que tengas problemas.

Tu marketing empieza con tu producto y termina con la atención al cliente. En medio, todo lo que quieras. Todo lo que te ayude a vender más.

Desagrega todo lo que haces (producto, packaging, distribución,…). Alinéalo. Dale coherencia. Haz que las cosas fluyan con naturalidad. Haz que todo tenga sentido.

Ésa es una buena estrategia de marketing. Todo apunta en el mismo sentido. Todo lo que haces refuerza a los elementos anteriores y avanza los posteriores. Si es así, tienes un buen marketing.

Luego llega la publicidad. Es algo más. Es una herramienta de tu marketing. Siempre hace más ruido. Eso te puede confundir. Puedes pensar que ruido es igual a marketing. No es así. Ruido es ruido. Marketing es ruido y muchas cosas más.

Salvador Figueros

Foto: SPakhrin / flickr